Versiones obsoletas de Android TV ocasionan que ciberdelincuentes accedan a carpetas privadas guardadas en el Smart TV.
CIUDAD DE MÉXICO – La tecnología inteligente ha facilitado nuestras vidas, pero también ha abierto nuevas puertas a amenazas digitales. Recientemente, se descubrió un virus capaz de espiar todos los movimientos de los usuarios a través de sus televisores inteligentes, encendiendo las alarmas en el mundo de la ciberseguridad.
Este nuevo malware, que se infiltra en los televisores conectados a internet, utiliza las cámaras y micrófonos integrados para monitorear a las personas en sus propios hogares. Desde conversaciones privadas hasta las rutinas diarias, todo puede ser capturado por este software malicioso sin que el usuario se percate. Lo más preocupante es que el virus parece ser indetectable por muchos antivirus tradicionales.
Según expertos en ciberseguridad, el virus se distribuye a través de descargas de aplicaciones no verificadas y actualizaciones fraudulentas, lo que ha llevado a muchos usuarios desprevenidos a instalarlo sin saberlo. Una vez dentro del sistema, el malware se activa cada vez que el televisor está encendido o incluso en modo de espera.
¿Cómo protegerse?
Especialistas recomiendan algunas medidas simples para evitar ser víctima de este tipo de ciberataques:
Deshabilitar cámaras y micrófonos: Si no son necesarios, lo mejor es mantener estos dispositivos desactivados.
Revisar las configuraciones de seguridad del televisor: Asegurarse de que solo se descarguen aplicaciones desde tiendas oficiales.
Actualizar el firmware del televisor regularmente: Las actualizaciones oficiales ayudan a corregir vulnerabilidades.
Usar una red Wi-Fi segura: Mantener la red protegida con contraseñas fuertes y evitar conexiones públicas.
Las autoridades de ciberseguridad ya han emitido advertencias sobre la creciente sofisticación de estos ataques, y hacen un llamado a los usuarios a ser más conscientes de los riesgos asociados con los dispositivos inteligentes.
Mientras las investigaciones continúan, este descubrimiento pone en evidencia los peligros de la creciente interconexión digital y cómo, a veces, la comodidad tecnológica puede convertirse en una amenaza para la privacidad.
